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miércoles, 12 de febrero de 2014

Muchas veces nosotros necesitamos esa palabra de aliento que nos reconforte y nos diga que todo esta bien hoy déjame decirte todo esta bien cuando tenemos a Dios en nuestro corazón TODO ESTA BIEN EL es el dador de todo lo que nos rodea  aunque el enemigo nos diga lo contrario muchas veces y nos trate de ministras soledad, derrota y hasta muchas veces desanimo provocando un apagamiento en nuestra comunión con el padre. pero siempre recuerda TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE Filipenses 4:13.

hoy como es la primera ves que escribo en el blog vamos a estudiar  la intimidad con Dios

Mantenernos "conectados" se ha convertido en un gran negocio. Los teléfonos celulares, Facebook y Twitter nos dan acceso a amigos, familiares, trabajo y al mundo entero. Pero, ¿cuánto tiempo invertimos realmente creando relaciones significativas cara a cara? Es más, ¿cuánto esfuerzo hacemos para relacionarnos con Dios? ¿Qué clase de relación tiene usted con Dios? ¿Es Él una deidad distante, o su amigo cercano? De una forma u otra, toda persona tiene una conexión con Él, ya sea que lo reconozca o no. Aun aquellos que dicen que no creen en Dios, están ligados a Él simplemente porque los creó. Lamentablemente, la mayoría de las personas de este mundo no tienen ni idea de quién es su Creador.

la intimidad es un recurso inagotable que el señor nos a dado a traves de ella podemos encontrarnos con el. Desde el principio en génesis el propósito de Dios sobre nosotros era tener un encuentro cercano con su creación, pero el ser humano decide hacer lo contrario. la unica forma de obtener nuevas fuerzas es a través de la intimidad hay si no sabes quien es Dios y que intimidad con el, siempre tendremos el privilegio de entrar en su presencia.

pienso de manera muy personal que la intimidad con el es el único motor que nos mantiene de Pie Día tras Dia sin ese beneficio creo que seria imponible.

    

ENTENDAMOS QUÉ ES LA INTIMIDAD CON DIOS

Para ayudarnos a comprender en qué consiste relacionarnos con el Señor, examinemos los escritos de David, a quien la Biblia llama un hombre conforme al corazón de Dios (Hch 13.22). Salmo 63.1-8 da una viva descripción de su absorbente pasión por su Señor.
Anhelo de Dios. El elemento más evidente en este salmo, es una sed y un anhelo por el Señor (v. 1). Cualquier otra búsqueda en la vida parece un seco desierto en comparación con una relación íntima con Dios. Nuestras almas y nuestros espíritus jamás estarán satisfechos hasta que descubramos el gozo de la devoción al Único que puede llenar nuestro vacío (v. 5). La pasión de David tenía, incluso, un elemento físico: "mi carne te anhela" (v. 1). A veces, quienes tienen una relación particularmente estrecha con el Señor, sufren por no tener más de Él.
Sentidos espirituales avivados. El segundo aspecto de la profunda relación de David con Dios, era su capacidad de verlo (v. 2). Uno de los resultados de tal intimidad es el avivamiento de nuestros sentidos espirituales. Al aprender a conocerle más profundamente, "vemos" a Aquel que es invisible. Nuestra comprensión de su naturaleza y de sus caminos aumenta de manera dramática; la Biblia cobra vida y propósito; y una nueva sensación de discernimiento guarda nuestra mente. Junto con esta sensibilidad espiritual viene la clara comprensión de que todo se origina en el Señor, no en nosotros mismos.
Nuevos valores y nuevas prioridades. Pronto nuestra relación con Dios se convierte en lo mejor de nuestra vida, y tiene prioridad sobre todo lo demás (vv. 3, 4). Ninguna otra búsqueda es más valiosa. Todas las posesiones, el poder, los placeres y el prestigio que ofrece este mundo se vuelven vanos después de experimentar la plenitud de conocer al Señor.
Satisfacción y realización personales. Dios se apodera de nuestros pensamientos y de nuestras emociones (v. 5, 6). ¿Recuerda usted lo que se siente estar enamorado? Nadie tuvo que decirle a usted que pensara en su ser amado; sus pensamientos volaban automáticamente a esa persona. Así es como se siente cuando amamos al Salvador. El gozo de estar en su presencia nos satisface como ninguna otra cosa.
Confianza y dependencia. Dios se convierte en nuestro refugio en las tormentas de la vida cuando nos deslizamos debajo de sus alas protectoras y nos aferramos a Él con total dependencia (vv. 7, 8). Quienes conocen la intimidad con Él sienten la seguridad que se tiene cuando se someten a su voluntad. Puesto que conocen el corazón del Señor y confían en su bondad y en su sabiduría, no tienen ninguna razón para temer.
¿Quién no querría tener una experiencia rica y gratificante con el Señor? Pero no sucederá de forma automática o accidental. Pensemos en cómo se desarrollan las relaciones humanas. Las amistades no son instantáneas; deben ser cultivadas con el tiempo. De la misma manera, a la unidad espiritual con el Todopoderoso hay que buscarla de manera diligente.

LLEGAR A CONOCER A DIOS

El primer paso en nuestra búsqueda de intimidad con el Señor es llegar a conocerle —quién es Él, qué hace, cómo piensa, y qué desea. Aunque Dios es invisible e inaudible para nuestros sentidos físicos, una relación íntima con Él se cultiva de la misma manera que las amistades humanas: pasando tiempo juntos, comunicándonos, siendo vulnerables, y compartiendo intereses.
Pasar tiempo juntos. Nunca conseguiremos relacionarnos con el Señor a menos que invirtamos tiempo y esfuerzos para llegar a conocerle. Una relación descuidada simplemente no crecerá en riqueza o profundidad. ¿Está usted demasiado ocupado para pasar tiempo con Él cada día? Si es así, las exigencias apremiantes de su agenda le están robando un grandioso tesoro eterno: la grata y profunda comunión con Dios.
Comunicación de doble vía. La mejor manera de conocer al Señor es a través de la comunicación. Pero nuestras oraciones son a menudo monólogos en vez de diálogos. Venimos a Él con nuestra lista de preocupaciones, pero ¿con qué frecuencia tomamos el tiempo para escuchar su respuesta? Aunque Dios se deleita en escuchar nuestras oraciones, Él también quiere que le escuchemos en quietud.
Puesto que Él nos habla sobre todo por medio de su Palabra, es allí donde más probablemente escucharemos su voz. Trate de interactuar con el Señor, orando mientras lee la Biblia. Medite en sus palabras, y hágale preguntas. "¿Qué me estás diciendo? ¿Cómo se aplica esto a mi vida?" Entonces, esté quieto y escuche, dándole tiempo para que Él hable a su espíritu. Solo recuerde que cualquier cosa que Él diga, nunca contradecirá su Palabra escrita. Cuanto más le escuche, más oirá su voz, y pronto su tiempo con Él se convertirá en su mayor deleite.
Vulnerabilidad. Otro factor importante es nuestra disposición a ser abiertos y honestos, exponiendo al Señor cada área de nuestras vidas. Nadie puede ser forzado a tener una amistad con Dios. En realidad, la profundidad de esta relación está limitada a la extensión de nuestra transparencia con Él. Aunque la respuesta natural es reducir esa vulnerabilidad, tenemos que recordar que Él ya nos conoce por dentro y por fuera, y que nos ama más de lo que podemos entender.
Intereses compartidos. Si queremos crecer en unidad con Dios, debemos aprender a compartir sus intereses. Él siempre está atento a nuestras preocupaciones, pero ¿nos interesan en realidad sus deseos y propósitos? ¿Está usted más interesado en el Señor, o en lo que Él pueda darle? Las oraciones centradas en nosotros mismos, la falta de atención a su Palabra, y las agendas demasiado ocupadas le envían un mensaje al Señor: "¡No estoy interesado en ti!" Si su relación con Dios parece estar estancada, tal vez es porque usted está centrado en sí mismo.
hay dos pregunta esenciales esenciales el día de hoy   

¿Búsqueda de su presencia o búsqueda de sus bendiciones únicamente?

hay que estar atentos con esto 

Isaías 29:13-14

Nueva Versión Internacional (NVI)
13  dados El Señor:
«Este pueblo me alaba Con La Boca 
    Y Me Honra Con Los labios, 
    Pero do * Corazon Esta Lejos de mi.
Su Adoración no es Más Que sin Mandato 
    enseñado porción * Hombres.

 ENTONCES QUE HAY EN NUESTRO CORAZÓN.

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