¿Sientes ira?
Trasfondo bíblico: Efesios
4:26-32; Santiago 1:19-20; Marcos 3:1-5
Pasaje bíblico focal:
Efesios 4:26-32; Santiago 1:19-20
Idea principal: Dios
quiere que aprenda a expresar mi ira positivamente.
Pregunta para la vida:
¿Que quiere Dios que yo haga con mi ira?
Meta de enseñanza; Ayudar
a los jóvenes a identificar maneras de expresar su ira
positivamente.
La ira puede lastimarte
(Efesios 4:26-28)
4:26 En esta sección de la
carta de Pablo a los efesios, él ofreció ejemplos concretos acerca de los
principios ya mencionados. Uno de esos ejemplos trata con la ira. La Nueva
Versión Internacional (NVI) traduce la declaración: “Si se enojan, no pequen”.1
Hay por lo menos cuatro interpretaciones diferentes para la cita en la primera
mitad de este versículo, sin embargo, traducciones diferentes parecen favorecer
una o la otra. ¿Es imperativa la declaración, un mandato a enojarse? Algunos
argumentan que esto justifica algún tipo de “ira justa”. Tal vez esta
declaración nos da permiso para enojarnos, reconociendo que la ira es
inevitable. (“Bueno, adelante, enójate si no puedes evitarlo”.) Una tercera
interpretación afirma que este versículo concede que la ira es mala y debe ser
evitada; sin embargo, cuando no podemos evitar airarnos, no debemos permitir
que nuestra ira se salga fuera de control. Una cuarta sugerencia es que la
declaración es condicional y simplemente quiere decir que la ira es una emoción
que debe ser aceptada, por lo que la NVI expresa la frase: “Si [ustedes] se
enojan”. Los cristianos luchan con el problema de la ira. Con esta suposición
en mente, Pablo nos ofrece consejo en cómo detener la ira antes de hacer daño.
La ira debe ser controlada. En el Antiguo Testamento, Dios ya había instruido
que asuntos entre seres humanos deben ser resueltos antes de la puesta del sol
(Deuteronomio 24:13-15). Para el judío, la puesta del sol era el comienzo del
día siguiente. La implicación para la ira es que, si vas a enojarte, el enojo
no debía ser a largo plazo. Cuando permitimos que pase al día siguiente,
nuestro enojo infecta. Se convierte en una obsesión. Mientras más tiempo
estamos airados, más tiempo nuestra mente tiene para buscar venganza y abrigar
amargura.
“Si se enojan, no pequen”
es una cita de Salmos 4:4. Tal vez Pablo estaba pensando acerca del resto del versículo que dice: “Si
se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el
corazón”. La ira no resuelta antes de que una persona se retire al final del
día interferirá con los pensamientos reflexivos que evalúan las actividades del
día.
4:27 Pablo continuó su
pensamiento acerca de la ira reconociendo que la ira no resuelta es una manera
excelente para que el diablo entre y use la ira para promover la maldad. La
palabra usada aquí para diablo (diabolos) literalmente quiere decir
calumniador. Una relación rota le provee al diablo la oportunidad de volver su
ira en amargura, venganza, chisme, calumnia y, en casos extremos, daño físico y
asesinato. Aún si la persona nunca
desahoga su ira acumulada
contra otra persona, el daño es indiscutible. La ira no resuelta
hace daño, desde actitudes
que afectan relaciones futuras a problemas internos de salud.
4:28 Otra característica de la
naturaleza pecaminosa es el robar. Un problema de aquel entonces y de ahora, el
robo nos afecta a todos de diferentes maneras. Pablo admitió que para algunos
nuevos convertidos en Efeso el robo fue su medio de sostén, su estilo de vida.
Esto debe parar. El sostén económico de una persona debe venir del trabajo
honesto. La palabra usada aquí para “trabajo” se refiere a un trabajo arduo que
produce fatiga. El trabajo arduo siempre ha sido parte del plan de Dios para la
humanidad. Lo que tenemos lo debemos haber ganado, no quitado a otros.
La última parte del
versículo le da a los cristianos una razón para trabajar diferente a la del
resto del mundo. Mientras nuestra sociedad nos dice que nuestra motivación para
trabajar es hacer más dinero y acumular más cosas, la motivación cristiana es
poder dar. Trabajamos para ayudar a otros. Recibimos para dar.
Qué dice la Biblia a los
jóvenes
Los jóvenes de hoy conocen
bien acerca de la ira, de cómo conduce al chisme, a la venganza, y a destrezas
personales disfuncionales. Algunos viven airados constantemente contra sus
adres, otros contra un maestro o un entrenador. Todos los jóvenes luchan con el
enojo entre amigos. Ellos necesitan aprender a lidiar con el enojo en una
manera oportuna. De igual manera, algunos jóvenes hoy día piensan que robar en
las tiendas es más un reto o una emoción intensa que un crimen. Viven en una
cultura que los anima a robar respuestas para un examen e identidades en el
“internet” así como dulces en una tienda. La ética de trabajo a la que Pablo se
refiere debe ser enseñada a generaciones futuras.
La ira puede lastimar a
otros (Efesios 4:29-30)
4:29 La próxima área en la cual
los nuevos creyentes en Efeso debían cambiar su comportamiento fue en la manera
en que hablaban. Pablo les dijo que no había lugar para “conversación obscena”
en su lenguaje. La palabra traducida “obscena” es usada en otros lugares para
referirse a pescado o fruta podrida. Significa algo asqueroso, podrido, o en
decadencia. Aquí describe cualquier hablar vil o despreciable. Esto incluye de
seguro el chisme, lenguaje sucio, mentiras, indirectas, chistes de doble
sentido o sucios, críticas rudas, historias que degradan a otros, y cualquier
cosa que causa que el que escuche piensen cosas que no son buenas. En pocas
palabras, “obsceno” se refiere a cualquier cosa que es vil o despreciable.
Muchas veces, la motivación para tales conversaciones comienza con ira no
resuelta. Igual que una fruta podrida puede causar que otras frutas se dañen,
así el lenguaje de una persona puede causar daño a otros.
En vez, el lenguaje que
sale de nuestra boca debe ser uno que edifique a otros. Nuestro hablar debe
edificar y fortalecer a otros. Debemos hacerlo de acuerdo a “quienes nos
escuchan”. Obviamente, unos tienen una mayor necesidad de ser exhortados y
halagados que otros. Cuando consideramos cada personalidad individual y las necesidades
de cada individuo en particular, podemos edificar a esa persona. ¿Cómo sabemos
cuando nuestro lenguaje edifica a una persona? La respuesta es-- lo que bendiga
a esa persona. La palabra “bendición” quiere decir impartir gracia. Esto
remueve cualquier consideración de si una persona merece tal edificación. La
pregunta que juzga toda nuestra conversación debe ser: “¿Ha ayudado esto a la
otra persona?” Igual que una persona que robaba ahora trabaja para ayudar a
otros económicamente, así una persona que calumniaba debe ayudar a levantar la
estima de otros con sus palabras.
4:30 Evidentemente,
“conversación obscena” y el no edificar a otros contrista al Espíritu Santo.
Dios desea que las personas se lleven bien unos con otros. Cualquier actividad
que promueve lo opuesto, entristece a Dios. El Espíritu Santo es contristado
porque no le hemos permitido que controle nuestros pensamientos y palabras. Por
lo tanto, estamos causando separación entre creyentes, y no estamos en armonía
y compañerismo con ellos.
Pablo mencionó al Espíritu
Santo. Él habló de la función del Espíritu Santo como la garantía de nuestro
futuro- “con el cual fueron sellados para el día de la redención”.
4:31 Este versículo tiende a
resultado de lo que nos hace enojar, robar, y hablar mal de otros. La amargura
es una actitud que rehúsa reconciliarse con otra persona. La furia es una
explosión de ira. La ira puede ser furia que se mantiene adentro. Discutir es
el comportamiento audible de aquellos que insisten en dejarle saber a todo el
mundo cuán molestos están. La calumnia es simplemente destruir la reputación de
otra persona. La malicia es la palabra general que se refiere a cualquier cosa
mala que destruye relaciones. Por lo tanto, “toda forma” de malicia debe ser
eliminada de nuestras vidas.
4:32 No es suficiente
deshacernos de esas cosas que son perjudiciales o que dañan relaciones. Deben
ser reemplazadas con lo que es bueno. La bondad, la compasión y el perdón son
siempre apropiados en cualquier relación. La bondad quiere decir tomar la
iniciativa en responder a las necesidades de otros. Se refiere a como actuamos.
La palabra traducida “compasivo” (NVI) también puede ser traducida “de corazón
tierno” y trata con cómo nos sentimos hacia otras personas. “Perdonándonos
mutuamente” se refiere a tomar una acción que asegura el futuro de la relación.
Estas tres características son evidentes en la manera en que Dios se relaciona
con nosotros.
Qué dice la Biblia a los
jóvenes
Los jóvenes de hoy viven
en una cultura que desprecia a otros. Muchas de las películas y música se
centran en temas acerca de tener una actitud desafiante. Estos versículos se
oponen a mucho de lo que la cultura popular enseña y será de mucha utilidad
reintroducir
la cortesía y la civilidad
en todo, desde la educación hasta la política.
La ira perjudica su
testimonio (Santiago 1:19-20)
1:19 Santiago inició este
consejo práctico con una palabra que es equivalente a nuestro decir escuchen
antes de decir algo importante. A pesar de que Santiago tenía mucho que decir
en su carta acerca de la lengua, su primer consejo fue callarla. En el contexto
de este libro, su consejo fue apropiado también para lidiar con tiempos de
pruebas y para maestros de la Palabra de Dios. El consejo de Santiago es
también apropiado al tratar con el enojo. Escuchar antes de hablar clarificará
mucha de la confusión causada por la ira.
Santiago no está diciendo
que el silencio por sí mismo es suficiente. Debe ser reemplazado con escuchar
activamente. Uno que es pronto para escuchar está listo para escuchar y está
expresando amor y compasión. Uno que es lento para hablar, habla con humildad y
paciencia. Las palabras de la persona son seleccionadas cuidadosamente y en
oración. Tales conversaciones generalmente no conducen a la ira. Tal vez el
argumento de Santiago se puede resumir como: Escuchar más + hablar más = menos
ira.
1:20 Nuestra ira no conduce a
la vida justa que Dios desea que vivamos. Ya que otros ven nuestras vidas como
un testimonio de la gracia de Dios, nuestro hablar y nuestra conducta deben
reflejar tal justicia. Si las personas que nos ven, ven ira, no ven a Dios.
Todos los atributos que
acompañan a la ira no permiten que los demás vean la gracia en nuestras vidas.
En otras palabras, ser lento para escuchar, pronto para hablar y pronto para
enojarnos es ser un testigo pobre.
Qué dice la Biblia a los
jóvenes
Muchas veces, los jóvenes
se enojan porque no entienden a capacidad una situación dada.
Muchas veces el
malentendido es el resultado de hablar más que escuchar.
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